- La recalada del buque St. Helena marcó el primer hito importante de la carrera de autos eléctricos todoterreno Extreme E, que se disputará por segunda vez en Chile, el 2 y 3 de diciembre, en un circuito cerrado de más de
3,5 kilómetros, ubicado en las cercanías de Minera Centinela y que cuenta con todos los resguardos para no impactar el medio ambiente ni el patrimonio histórico o arqueológico.
- La nave, pieza fundamental de la organización que viaja llevando la carrera a diferentes puntos del planeta impactados por el cambio climático, no sólo transportó a la región de Antofagasta los 10 vehículos
de competición, sino también 70 contenedores en los cuales arribaron la infraestructura de los equipos, la logística y hasta un estudio de televisión.
“Not electric… yet”. La frase pintada a lo largo del buque St. Helena asomando en la bahía de Mejillones grafica el espíritu de Extreme E,
una competencia internacional cero emisiones de autos eléctricos todoterreno que combate la amenaza del cambio climático y propone medidas a través de un campeonato masivo mundial para generar conciencia.
Alejandro Agag, fundador y director ejecutivo de Extreme E, expresó que “estamos encantados de volver a Chile para el Antofagasta Minerals Copper X Prix. El desierto de Atacama es uno de los lugares más asombrosos
del mundo. Celebrar allí nuestro final de campeonato es una sensación increíble y demuestra realmente el impacto de Extreme E".
Poner en marcha esta odisea global no sería posible sin este barco, un antiguo buque de carga y pasajeros que fue uno de los dos últimos en llevar el título de RMS (Royal Mail Ship), que transportaba el correo real británico
y que funcionó como embarcación de suministro y 'salvavidas', navegando entre Ciudad del Cabo y el remoto Territorio Británico de Ultramar de Santa Helena, una isla tropical volcánica en el Océano Atlántico
Sur, entre 1990 y 2016.
El viejo buque RMS fue sometido a un extenso proceso de renovación multimillonario, que incluyó una remodelación completa del interior, además de una nueva pintura de la marca, y por supuesto, una revisión mecánica
integral. Y si bien, aún no es un barco eléctrico, ayuda de manera importante a minimizar el perfil de emisiones de Extreme E.
Hoy es la base flotante de la organización a través de la cual se transporta toda la carga e infraestructura del campeonato, incluyendo los todoterreno Odyssey 21, al puerto más cercano donde se desarrolle la carrera.
El rol del cobre
"Estamos muy contentos de que Extreme E vuelva a Chile. Este evento, que se realizó aquí por primera vez en 2022, nos llena de orgullo porque el circuito está cerca de nuestra operación Minera Centinela, lo que nos permite
destacar el rol clave del cobre en el desarrollo de tecnologías limpias que ayudan a descarbonizar el planeta, combatir el cambio climático y descontaminar las ciudades", señaló Iván Arriagada, Presidente Ejecutivo
de Antofagasta Minerals.
"Apoyar esta competencia internacional en Chile es una forma de ratificar nuestro compromiso de producir el cobre que el mundo necesita y de hacerlo de forma sostenible. Pero también es otra forma de estar presentes en un evento deportivo mundial.
Compartimos muchos valores con el deporte, tal como lo hemos demostrado en los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos que estamos patrocinando este año", agregó el ejecutivo.
En Mejillones
El St. Helena, que incluye un laboratorio abordo para desarrollar investigación científica, atracó el pasado miércoles 15 de noviembre en Puerto Angamos de la comuna de Mejillones, de cara a las próximas y últimas
fechas de la competencia de 2023.
Uno de los objetivos del buque es dejar la menor huella ambiental posible, por lo mismo su apariencia actual se debe al reciclaje y a un desmantelamiento y renovación completa en su interior, generando una apariencia contemporánea y moderna.
Además, el barco utiliza luces LED, sanitarios de bajo consumo de agua e incluso sillas fabricadas con botellas de plástico recicladas recogidas en el Mediterráneo. Las secciones submarinas están pintadas con la pintura
antiincrustante más actualizada, lo que significa que se mantiene limpia, lo que la hace más aerodinámica y también reduce las emisiones de CO2.
El buque cuenta con salones, un restaurante y un auditorio para 80 personas, una cubierta exterior con 100 asientos, además de capacidad para llevar 90 contenedores y una tripulación de 50 personas que vive y trabaja a bordo durante el transcurso
de sus viajes.